Área: Matemática. Tema: Resolución De Problemas. Martes, 29-06-2021.
UNIDAD EDUCATIVA “NUESTRA SEÑORA DEL
VALLE”
EL JUNQUITO – CARACAS
Inscrita en el M.E.D. bajo el número
PD01360105
Teléfono: 0212-4220938
Ministerio del Poder Popular para la Educación
Profesora: Levis Rincón.
Martes, 29-06-2021.
Área: Matemática.
Tema: Resolución De Problemas.
Iniciemos con un vídeo de cómo resolver
problemas de ecuación.
Resuelve los siguientes ejercicios de ecuaciones. Que se
te presentan a continuación.
a) Si al triple de un
número se le suman ocho veces el mismo número,
el resultado es 99. Halla el número.
b) Hallar los números consecutivos
cuya suma sea 51.
c) Tres hermanos A,B y
C se tienen que repartir 3500 BS ¿Cuánto le corresponde a cada uno?
d) En una clase de 47
alumnos hay 9 varones más que hembras. ¿Cuántos varones y cuantas hembras hay.
e) En una clase de 80
alumnos el número de aprobados es de 4
veces el número de aplazados. ¿cuántos aprobados y cuantos aplazados hay?
a) Halla tres números
consecutivos cuya suma sea de 63.
Realiza el siguiente
ejercicio de atención
Comprensión Lectora: El monstruo del lago
Érase una vez una preciosa muchacha llamada
Untombina, hija del rey de una tribu africana. A unos kilómetros de su hogar
había un lago muy famoso en toda la comarca porque en él se escondía un
terrible monstruo que, según se contaba, devoraba a todo aquel que merodeaba
por allí.
Nadie, ni de día ni de noche, osaba acercarse a
muchos metros a la redonda de ese lugar. Untombina, en cambio, valiente y
curiosa por naturaleza, estaba deseando conocer el aspecto de ese monstruo que
tanto miedo daba a la gente.
Un año llegó el otoño y con él tantas lluvias,
que toda la región se inundó. Muchos hogares se vinieron abajo y los cultivos
fueron devorados por las aguas. La joven Untombina pensó que quizá el monstruo
tendría una solución a tanta desgracia y pidió permiso a sus padres para ir a
hablar con él. Aterrorizados, no sólo se negaron, sino que le prohibieron
terminantemente que se alejara de la casa.
Pero no hubo manera; Utombina, además de
valiente, era terca y decidida, así que reunió a todas las chicas del pueblo y
juntas partieron en busca del monstruo. La hija del rey dirigió la comitiva a
paso rápido, y justo cuando el sol estaba más alto en el cielo, el grupo de
muchachas llegó al lago.
En apariencia todo estaba muy tranquilo y el
lugar les parecía encantador. Se respiraba aire puro y el agua transparente
dejaba ver el fondo de piedras y arena blanca. La caminata había sido dura y el
calor intenso, así que nada les apetecía más que darse un buen chapuzón. Entre
risas, se quitaron la ropa, las sandalias y las joyas, y se tiraron de
cabeza. Durante un buen rato, nadaron,
bucearon y jugaron a salpicarse unas a otras. Tan entretenidas estaban que no
se dieron cuenta de que el monstruo, sigilosamente, se había acercado a la
orilla por otro lado y les había robado todas sus pertenencias.
Cuando la primera de las muchachas salió del
agua para vestirse, no encontró su ropa y avisó a todas las demás de lo que
había sucedido. Asutadísimas comenzaron
a gritar y a preguntarse qué podían hacer ¡No podían volver desnudas al pueblo!
Se acercaron al lago y, en fila, comenzaron a
llamar al monstruo. Entre llantos, le rogaron que les devolviera la ropa. Todas
menos Utombina, que como hija del rey, se negaba a humillarse y a suplicar nada
de nada.
El monstruo escuchó las peticiones y, asomando
la cabeza, comenzó a escupir prendas, anillos y pulseras, que las chicas
recogieron rápidamente. Devolvió todo lo que había robado excepto las cosas de
la orgullosa Utombina. Las chicas querían volver, pero ella seguía negándose a
implorar y se quedó inmóvil, en la orilla, mirando al lago. Su actitud
consiguió enfadar al monstruo que, en un arrebato de ira, salió inesperadamente
del lago y de un bocado se la tragó.
Todas las jovencitas volvieron a chillar presas
del pánico y corrieron al pueblo para contar al rey lo que había sucedido.
Destrozado por la pena, decidió actuar: reclutó a su ejército y lo envió al
lago para acabar con el horrible ser que se había comido a su niña.
Cuando los soldados llegaron armados hasta los
dientes, el monstruo se dio cuenta de
sus intenciones y se enfureció todavía más. A manotazos, empezó a atrapar
hombres de dos en dos y a comérselos sin darles tiempo a huir. Uno delgaducho y
muy hábil se zafó de sus garras, pero el monstruo le persiguió sin descanso
hasta que, casualmente, llegó a la casa del rey. Para entonces, de tanto comer,
su cuerpo se había transformado en una bola descomunal que parecía a punto de explotar.
El monarca, muy hábil con el manejo de las
armas, sospechó que su hija y los soldados todavía podrían estar vivos dentro
de la enorme barriga, y sin dudarlo ni un segundo, comenzó a disparar flechas a
su ombligo. Le hizo tantos agujeros que parecía un colador. Por el más grande,
fueron saliendo uno a uno todos los hombres que habían sido engullidos por la
fiera. La última en aparecer ante sus ojos,
sana y salva, fue su preciosa hija.
El malvado monstruo dejó de respirar y todos agradecieron a Utombina su valentía. Gracias a su orgullo y tozudez, habían conseguido acabar con él para siempre.
Responde en tu cuaderno:
·
Escribe con tus propia palabras lo que
entendiste del texto e ilustra y colorea.
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